-Hola, saludó con desesperanza.
-Hola, susurró su hija desde el teléfono
-Hola, bostezó el pequeño
Su mujer, ni siquiera contestó, hipnotizada ante el televisor.
De golpe sintió todo el frío del invierno y el desasosiego y la soledad.
Supo que esa casa no era un hogar, que su existencia no era una vida y que esa noche, con toda seguridad, no iba a ser de paz.
desasosegada
Qué duros son a veces los espejos. Y qué bien lo has narrado. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, ya ves intentaba hacer una alegre estampa navideña y mira lo que ha salido...
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