jueves, 2 de diciembre de 2010

A pie de obra

El muchacho cargaba los fardos sobre su espalda mientras ojos furtivos lo miraban con deseo. Sus cuidados movimientos indicaban que se sentía observado. Sabía que sus abultados músculos se intuían bajo la camiseta sudada y que sus rasgos exóticos llamaban la atención. Se había acabado por acostumbrar a que las chicas pasasen frente a la obra y le lanzasen piropos, silbidos y miradas. Ellas repetían todos los días el mismo ritual aunque sabían que, tras su apariencia provocadora, había un hombre abocado a su familia.

Saryle

2 comentarios:

  1. Una inversión del típico piropo de la obra desde una visión muy femenina del atractivo físico masculino, me ha gustado, Saryle.

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  2. Me gusta mirar las cosas desde otra perspectiva. Las chicas mirando hacia el andamio al obrero guapo mientras él, desde arriba, las provoca sabiéndose inalcanzable. Gracias por tu comentario, Mirina. Un abrazo.

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