martes, 14 de diciembre de 2010

Pimienta

Muchos lo indujeron a una leve sonrisa, a veces irónica, a veces placentera. Otros, lo emocionaron. Algunos, los menos, lo hicieron reír. Ninguno de ellos lo causó malestar u ofensa. Pero pensó que les faltaba algo. Indefinible, intangible, como ese aura maligno flotando en el aire, que, justo entonces, pasaba por ahí. En un descuido del escurridizo efluvio, lo atrapó y sazonó con él todos aquellos relatos. Tras un buen hervor, adquirieron el picante justo. Todos, menos uno, que quedó ilegible.

Conundrum


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