Quise darle una lección y enfundado en mi gabardina, gafas negras y sombrero montañés lo esperé a la salida de la oficina. En la oscuridad del garaje vi a lo lejos su porte inconfundible de jefe acercándose al coche. Sigilosamente me acerqué en la penumbra.
-Ese ascenso era mío, Moya- le espeté mientras introducia las llaves en el bombín.
El susto lo llevó al otro barrio y a mí no saber que era portador de armas de fuego. Aún sigue en el purgatorio traduciendo informes que le envío.
Alsquare
¡Eh, habé elegido tuto!
ResponderEliminarjajaja...
ResponderEliminarjajajajj. Me has provocado la primera carcajada de esta mañana de domingo. Que bueno. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy bueno, alsquare. Y gracioso!
ResponderEliminarNovela negra postneorrealista. Muy buen comienzo dominical.
ResponderEliminarPor su bien espero que le enviara los informes desde el infierno, jeje. Buen relato de domingo. Y más de lunes, cuando uno se topa con el jefe. En fin, muy bueno Als. Bueno y optimista ;-)
ResponderEliminarEstoy en ese garaje, Alsquare, muy bueno.
ResponderEliminar