domingo, 5 de diciembre de 2010

Rapsodia nocturna

Ensimismada, se contonea discretamente al son de Rhapsody in Blue. Sin poder evitarlo, levita y se teleporta hasta el East River Promenade, y se acomoda junto a él en el mismo banco bajo el Queensboro Bridge donde Mary Wilkie o Diane Keaton declaró sus neurosis o su amor a Isaac Davis o más bien Woody Allen. Pasean y se aman durante toda la noche. Hasta que, al alba, el tiempo se detiene en York Avene. El anuncio de su parada la despierta. Pero Gershwin, Manhattan, aún resuenan en ella.

tapia


2 comentarios:

  1. La pasión que W. Allen transmite por N.Y. es contagiosa, tras las ráfagas llenas de complejos, inseguridades, referencias culturales, análisis de las relaciones de pareja, guiños al mundo judío, etc... se mueve una adoración que logra infectarte por muy lejana que te resulte en tantos aspectos.

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  2. Bueno, esto que relato se inspira en sucesos y momentos que me ocurrieron a mí personalmente, y en los mismos lugares que relata Woody Allen. Lo de York Avenue (aquí veo un error tipográfico mío) es la única diferencia entre mi realidad y el mundo de WA. Por ello mis referencias allenianas. Saludos.

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