Pero... en la primera vuelta ya me piqué, corría delante de mí, con su tipazo y la melena rubia al viento.
Entonces le vi mirándonos expectante y supe que aquella era "mi" carrera.
Corrí dejándome la piel, logré adelantarla pero caímos las dos al suelo.
La meta estaba cerca, así que ambas pudimos ver, como nuestro entrenador abrazaba orgulloso a la ganadora.
Nos levantamos del suelo doloridas y frustradas.
Han pasado treinta años y aún somos amigas.
desasosegada

0 comentarios:
Publicar un comentario