Dicen que, al caer la tarde, sus negras crines se confunden con el cielo y sus ojos de fuego, con las estrellas más brillantes. De su boca surge un espumoso aliento que es como una bruma que te impide verlo hasta que lo tienes cerca. Entonces el corcel, desafiante, piafa en el aire con fuerza, corcovea indomable ajeno a los lazos que le tiras, se escabulle ante tus ojos hacia el monte para demostrarte que su destino es seguir viviendo en libertad.
Saryle
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Saryle

Me recuerda, en versi´´on humana, a "La leyenda del indomable", con un impresionante, en todos los sentidos, Pul Newman.
ResponderEliminarUn saludo Sara