viernes, 14 de enero de 2011

Tarde

Quiso ser a la literatura lo que Radiohead a la música o John Malkovich al cine. Esto es, alguien que molara. Mucho. Ser adorado por público y crítica. Llegar a las masas sin ser amasado. Estar al margen de modas. Crear tendencias. Pero ni gustó ni vendió. Incapaz de asimilar el desprecio y el fracaso entró en depresión extrema. Junto a su cuerpo bailando al son de la soga se halló un manuscrito con el que consiguió todo aquello que había deseado.

Rodia

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3 comentarios:

  1. Muy bueno, Rodia. El reconocimiento póstumo es tanto la "maldición" del artista como la bendición de sus herederos...

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  2. Gracias, Sara. Bendición y motivo de vergonzosos conflictos, añadiría.

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  3. ¡Hay que ver, la de problemas que origina la falta de humildad al afrontar la vida, considerando las burlas que nos proporciona ésta!. Me gustó, Rodia.

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