sábado, 12 de febrero de 2011

Cumpleaños

Celebraba cada día de su vida. Se despertaba con la ilusión a flor de piel y con nuevos proyectos que lo impulsaban a continuar trabajando. A la hora de la comida, su mesa rebosaba de alimentos que compartía con familia y amigos, disfrutando del precioso regalo de ser arropado por la gente que amaba. Sin embargo, en sus cumpleaños se deprimía. Se encerraba en la reveladora soledad del baño y allí, frente al espejo, despotricaba por cada nueva cana y arruga que se había atrevido a tildarlo de viejo.

Saryle

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3 comentarios:

  1. Sabia que por estas tierras de relatos dejabas una pista :D

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  2. ¡Lo has descubierto! Un saludo.

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  3. :D Pero lo del espejo... El mio se oscurece si me acerco haciéndose el dormido.

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