Todos tenemos una manera de gustar. La mía consistía en cruzar las piernas, sacarme ligeramente el zapato de altísimo tacón y balancearlo con la punta del pie.
Puede parecerles mentira, pero era infalible, si conseguía que un hombre me mirase las piernas, yo estaba salvada y él perdido.
Un maldito accidente me desfiguró las piernas.
Sin mi arma secreta me vi perdida en el mundo de la seducción, así que tuve que empezar a mirar de frente a los hombres. Salí ganando; ligo lo mismo y además ahora tengo amigos.
desasosegada
Blogged with MessageDance using Gmail Reply On Twitter
0 comentarios:
Publicar un comentario