martes, 5 de julio de 2011

Segundo plato

El afilado cuchillo ahonda sin esfuerzo en la carne, y , sin apenas salpicar, va cercenando tejidos, músculos y nervios con cadencia rítmica.

Poco a poco, la pieza (hace unos momentos aún quejumbrosa y temblorosa) queda deshuesada y convenientemente preparada para su degustación.

El autor de tan depurados y precisos movimientos, los ha llevado a cabo quedamente, casi sin dudar, a pesar del hambre atroz, poseído por el espíritu burlón y postmoderno de la cocina creativa.

Cronopio

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3 comentarios:

  1. Y es que hasta en los peores momentos hay que demostrar creatividad y "savoir faire", jejeje. Muy bueno, Cro.

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  2. Es que la elegancia en la mesa no se ha de perder nunca, jajaja...ni aunque el manjar a degustar acabe de ser cazado en un húmedo callejón. Muchas gracias, Hank.

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  3. Perfecto botón de muestra de la doble dimensión que tienen nuestras conductas en muchas ocasiones, muy cierto.

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