martes, 6 de septiembre de 2011

Memorias de hogar

Me fascinan las casas abandonadas.
Entré en aquel molino con la prudencia de quien se inmiscuye la intimidad ajena.
De pronto, oí un grito: "perdóname, amor mío"

Hacían una buena pareja, se unieron enamorados pero ya saben ustedes como es la vida, la emoción se convierte en rutina y ...
Cuándo él les sorprendió no dijo ni una palabra, intentó asimilar y perdonar.
No pudo y se colgó en el granero a los tres días.
Uy, perdón, temo que me estoy dejando llevar por la imaginación.
¿O no?


desasosegada

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