lunes, 17 de octubre de 2011

Ayeres.

Añoro los sonidos del agua al caer en el techo de zinc.
Añoro los días en los que corría con mi hermano a meter nuestros pies descalzos en las gotas que escurrían del techo.
Evoco atardeceres que me quedaron lejos, escondidos entre las brumas que haciendo caracolas llegaban a mi ventana cada tarde.

lenita


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