La imagino cual ráfaga, recorriendo tu interior transportando mensajes cifrados sobre tu plano de construcción. La supongo circulando a borbotones por tu sangre, hasta saltar como un torbellino a través de tu piel. La percibo exitosa en tu todo y en tu nada. La acato como la soberana que gobierna mi mundo a través de tus ojos. Y me rindo ante ella. No en vano fue la que modeló en tu cuerpo el centro de gravedad del mío. El que rige mis zafias pulsiones y mis anhelos divinos. Su obra maestra. mj
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