Impulsado por la magnífica energía que absorbí en tus pulmones, mezcla de tu aliento y tu respiración, entro curioso en tu corazón. Me demoro en cada rincón, en cada curva, buscando ansioso alguna prueba de mi dominio sobre él. Mis compañeros presurosos me empujan hacia la salida, y al enfilar el cayado aórtico, me pregunto cuál será mi destino. Me despierto de golpe. En el suelo, un libro de Asimov, como única compañía. mj
Acostarse con Asimov debe garantizar un viaje seguro y fantástico. Interpreto que al no encontrar pruebas es señal de que no le quieren. No me extraña, dominio no es lo que se debe buscar en los corazones.
ResponderEliminarQuizá dominar un corazón sea uno de los enigmas de los enamorados. O tal vez de los deseos. Y con Asimov, el viaje es cuando menos, alucinante. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarQuizá dominar un corazón sea uno de los enigmas de los enamorados. O tal vez de los deseos. Y con Asimov, el viaje es cuando menos, alucinante. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarViaje Alucinante?? Era de Asimov??
ResponderEliminarNo exactamente. Asimov novelizó el guión de la película, que a su vez estaba basada en el libro de otros escritores. Pero yo solamente leí el “Viaje alucinante” de Asimov. De ahí la alusión en mi texto. Gracias por tu comentario. Un saludo.
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