Como cada año,por Navidad, querían engalanar la casa, para celebrarla y recibir a la familia en la comida anual con la vivienda alegre. Subieron al altillo donde se guardaban cajas conteniendo bolas, cintas, figuras y abalorios varios. Una vez con ellas se dispusieron a preparar la decoración navideña, mientras contemplaban las bolas, recordaron cuando reñían a los hijos, por romper alguna jugando. Se quedaron con la mirada perdida, y las manos temblorosas, si nadie a quién alertar, salvo ellos.
Las bolas de Navidad tienen ese punto de nostalgia que inevitablemente te acercan a un tiempo en que hacer de padres es la profesión que más nos absorbe y que mejores ratos nos regala.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Albada, es un tiempo estresante pero que se hecha de menos. Un saludo.
ResponderEliminarPerdonad, que no este firmado, un despiste. Alfred