Abrazado a mi mismo, dejé que la escarcha me fuera cubriendo lentamente.
La madrugada, con su lengua fría y negra fue helando mis miembros y mis gestos, mientras te esperaba sin esperarte.
Cuando mi cuerpo ya casi no respondía a los impulsos nerviosos tuve un último asomo de lucidez... y cerré la puerta.
Cronopio
La madrugada, con su lengua fría y negra fue helando mis miembros y mis gestos, mientras te esperaba sin esperarte.
Cuando mi cuerpo ya casi no respondía a los impulsos nerviosos tuve un último asomo de lucidez... y cerré la puerta.
Cronopio
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