miércoles, 28 de diciembre de 2011

Otro cuento de Navidad

La ciudad rebosa felicidad impostada, por cada ventana escapa aroma a tópicos y a cordero asado.

El cielo está tintado de violeta y apenas se adivina la sombra de las estrellas.

Las luces cruzan las calles, caen en cascada y engañan a la noche con su refulgir intermitente y machacón.

Mientras admira el espectáculo navideño en todo su esplendor de revista, sólo el tacto frio del metal cromado a través del forro del bolsillo del pantalón, le da la calma que echa a faltar entre tanto falso sosiego.

Cronopio

5 comentarios:

  1. Joé, no es que me requetechifle la navidad, pero al lado de este señor... !Felices fiestas, crono!

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  2. Lo de la contaminación lumínica, es un severo inconveniente para ver la belleza de las estrellas en su tiritante rutilar. No se aprecia su azulado estremecimiento. Pero, nos tomaremos como sucedáneo, la continua activación delasluces de frenada en los atascos de estos días.

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  3. Felices fiestas, Marga. Y ha de haber de todo, incluso, según me cuentan, aún queda gente a la que le requetechifla la Navidad, jajaja. Un abrazo.

    Cronopio

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  4. Gracias por tu comentario, Ortiguense. La verdad es que, al final, lo que suele quedar de todo este lío navideño de cada año es un batiburrillo de luces... Saludos.

    Cronopio

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  5. Las luces de las calles quieren llevarte siempre a un espejismo. Que uno es libre de seguir.
    Cuando se empeñan tan machaconas en mezclarse con villancicos, dan ganas de aferrarse el frío metal cromado de una llave y despertarse el día 8 de Enero, por un decir.
    Un abrazo.

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