Cada día se desperezaban, se atusaban y acudían a su cita. Tras intercambiar breves pareceres sobre el tiempo, la situación económica o la última jornada liguera, tomaban posiciones y trazaban un baile anárquico (unas veces anodino, otras ligeramente chispeante, los más de los días, sólo levemente estructurado). Era un espectáculo, como mínimo, curioso: medio millar de caracteres (y ni uno más), aparentemente desorganizados, iban dando forma, en el pequeño cajón blanco, a un nuevo párrafo.
Cronopio
Cronopio
Una vez más, Cronopio, has conseguido poner en (buen) orden a este ejército de caracteres que, por mucho que lo intentan, no consiguen desconcertarte.
ResponderEliminarcountry49
Me ha encantado imaginar batallones de consonantes, legiones de vocales, signos de puntuación en puestos diferenciados, tildes y espacios en blanco por la llanura de una pantalla o un folio, acabando por componer un bello texto.
ResponderEliminarEn este caso, 500 caracteres ( y ni uno más )buscando el acomodo en un recuadro.
Un placer leerte, hoy también.
Un abrazo.
Muy bueno crono, tú como yo y como todos los que aquí estamos sabemos, que unas veces se ordenan dóciles y claras y otras se hacen una maraña y no hay quien pueda con ellas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, Marga, Albada y Country.
ResponderEliminarParece ser que, al menos esta vez, se han ordenado ligeramente antes de asomarse al recuadrito blanco, jejeje.
Cronopio