lunes, 23 de enero de 2012

DONDE MIRAR AL CIELO.

Encorvado, con una mano en el pecho, tratando de evitar la fuga de la vida. Dando pasos vacilantes y "tartamudos". Huyendo de una muerte que ya le poseía, fue calle arriba, apoyándose en las paredes que reconocía confusamente. Buscaba con todo esfuerzo la esquina de discontinuidad, entre los dos edificios que eran pórtico de callejón de penumbra; con hiedras colgantes en los encalados y los bajos muros. Fue escurriéndose pared abajo hasta quedar sentado, con la cabeza ladeada y mirando un azul por destino.

Ortiguense


3 comentarios:

  1. Muy visual esta descripción de muerte inminente.
    Ese encuadre de encalados y pórticos,de hiedras colgantes y azul, parece buen lugar para morir, pero también para despertar.

    Un saludo.

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    1. Gracias Albada. Entre el espacio tasado y mi falta de sintesis, no conseguí conciliar a un tiempo la idea de intimidad con la más amplia mirada posible: a un cielo azul oscuro, desde un "cajón" encalado. La hiedra quería ser a un tiempo metáfora del desorden del pelo a ambos lados de las sienes, tan característico de la escaramuza. Y los sobrantes de la mortaja que cuelga por el exterior del ataud y que disfrazará de crisálida a la hora de cerrarlo. Queria sobre todo no haber inoculado aún la muerte en el personaje.
      otro saludo para tí.

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    2. ortiguense, tu comentario es un espléndido complemento a tu relato, pleno de metáforas en un espacio ridículamente estrecho. Es decir, uno puede prolongar en el espacio reservado para comentarios el relato, sólo en principio encajonado en esos 500 caracteres, para alcanzar mayor expresividad, como es tu caso. Enhorabuena.

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