domingo, 22 de enero de 2012

Historias ajenas

El vagón vibraba como la tripa vacía de un búho con piel de lombriz. Era el único pasajero hasta que ella subió, miró al interior y se sentó justo a su lado. Él indagó su imagen atrapada en el cristal de enfrente y distinguió unos rasgos de borrosa belleza. Le pareció que ella buscaba su mirada y por eso mismo la escondió en su cuaderno hasta que uno de los dos bajó. Ese día escribió durante horas sobre briznas de azar y valientes dispuestos a aprehenderlas, es decir, sobre historias ajenas.

Eunuco


1 comentario:

  1. Me ha gustado: la descripción del tren muy original y por otro lado ese tipo tímido y retraido, escribiendo sobre el valor y el arrojo, por alguna razón me ha enternecido.

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