No me gusta la palabra crepúsculo, es demasiado grande.
Por eso sé que lo que ayer compartimos fue simplemente un atardecer, el ocaso de una historia que nació como flor un día.
Nos despedimos con un abrazo que selló nuestros labios. Después nos dirigimos cada uno a su casa, a atender a nuestros hijos y parejas que jamás supondrán que entre amigos, a veces se enmarañan los sentimientos.
Son pequeñas historias que reposan debajo de la vida, historias mínimas que apenas han existido.
desasosegada
De qué manera tan amable y sensible describes un casi nada.
ResponderEliminarUn tan poco que reposar debajo de la vida.
Un abrazo.
Muchas gracias Albada por leerme y anda.... sé buena y escribe alguno de tus preciosos micros.
ResponderEliminarUn beso.
Marga...un beso de vuelta y un micro de número circense y de cuento. Ojalá te guste.
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