miércoles, 1 de febrero de 2012

Mi bandera

Sus ojos repetían el paisaje que abarcaba. Su melena de plátano rubio filtraba franjas de cielo, modelando una bella bandera amarilla y azul. Su mástil era un exquisito cuerpo varado en la pequeña terraza suspendida sobre el mar. Me acerqué deseando ser su alférez, sin atreverme siquiera a pisar su sombra. Levanté mi mano y la dejé descansar en su hombro. Sin reparar apenas en mí, aguardó a que mis labios pronunciaran esta palabra: Perdona. Entonces, mi bandera se empapó de lágrimas.

country49


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