lunes, 23 de abril de 2012

Rosa

La veo,admiro y deseo, reluce impresionando mis ojos con su belleza.
Es tanta que quiero guardarla para mi, llevármela y tenerla, poder verla siempre que quiera. Pero fuera de su tierra y su planta, se marchitara y no lucirá.
Puedo prolongar su estado, poniéndola en un jarro de agua bien fresca, aunque morirá. Más lentamente, pero morirá, ofreciéndome su belleza en sacrificio, añorando las abejas que la besaban.
Si la dejo, el viento se llevará sus pétalos y se secara al sol, pero estará viva.

Alfred


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