lunes, 11 de junio de 2012

Tiempos sin bucles

El largo invierno había excedido el punto de congelación. Su corazón helado iba a necesitar tiempo para el deshielo.
El tiempo que marcarían las coordenadas de la naturaleza, los ritmos de las sonrisas, la cadencia de los abrazos, y el despegar de los nuevos besos.

Llegará el tiempo en que el dolor se alejará de puntillas, dejando a su paso la tibia certeza de que lo importante, cada vez, ocupa menos líneas en la lista de lo valioso.
Albada

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