miércoles, 18 de julio de 2012

Robo con intimida-ción

El cuidadoso clic del gancho de la percha me alertó de su vuelta. Esperé alguna señal más pero ni la tabla del pasillo crujió, ni la puerta se abrió, sólo silencio... y así, esperando su tibio regreso a mi cama, me dormí de nuevo.
Al despertarme todo había cambiado, la casa estaba revuelta y cualquier cosa de valor se había esfumado, incluido a él.
Encima del sofá había una nota: "Gracias por todo, querida y un último consejo, jamás dejes la llave de tu casa a un desconocido"

desasosegada

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