martes, 18 de septiembre de 2012

Alternancia

Me encanta el circo. Cuando ví al equilibrista sobre el alambre, me enamoré perdidamente de él. Representaba todo lo que había soñado: era guapo, fibroso, moreno, de pelo áspero y poca sonrisa. Lo contemplaba cada día desde la primera fila. Tardé en darme cuenta que el amor de su vida nunca iba a ser yo. Era el alambre el objeto de su deseo. Dormía abrazado a él. Le sonreía, lo acariciaba, le hablaba quedamente. Ahora me muero por el domador.
Virgi

5 comentarios:

  1. ¡Vaya, qué facilidad para publicar un relato en un lugar ajeno!
    Montón de gracias y montón de besos,
    Virgi
    http://phoeticblog.blogspot.com.es/

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  2. Gracias a ti Virgi, esa fue, es y será la razón última por la que Relatarium fue concebido así: que la creación y el poder de la palabra no tenga cortapisas ni mantenga a nadie esclavo. Nos encatará leerte.

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  3. Alsquare, gracias otra vez.
    Un abrazo

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  4. Hay amores con los que es imposible competir. El domador igual resulta menos apasionado con su trabajo. Pero yo, por si acaso, echaría un ojo a algún payaso, que al menos las risas son de buen compartir.
    Si me permites.
    Un saludo.

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  5. ¡Claro que te permito, Albada, faltaría más!
    Y lo de los payasos, pues sí, mientras no abusen de las bromas.
    Un abrazo, gracias por venir.

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