viernes, 7 de septiembre de 2012

Baches

Somos como esos augustos edificio que un buen día se vienen abajo sin que nadie pueda explicarse el motivo.
Y es que, a veces, la vida trabaja en nuestra contra cargándonos con más peso del que podemos soportar, mellando nuestras defensas y dejándonos inermes. Por eso, de pronto, un revés sin importancia nos desmorona.
No te preocupes amiga mía, eres aún un magnifico edificio sólo tienes que rehacerte, cerrar las heridas y volver andar, volverás a reír, te lo prometo, volverás a ser la que eras.


desasosegada



2 comentarios:

  1. En el caso de que me cayese... adóptame de amiga.
    Me gusta cómo sedimentas la fuerza para levantarse tras avatares ingratos.
    Hay que estar con el que está mal. Apoyando en el zurcido que permita levantarse. Como hace tu texto.

    Un abrazo.

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