lunes, 17 de septiembre de 2012

Cuestión de orgullo.

La delicada nariz del sumiller apreció enseguida un olor amargo y profundo que subía desde la extraña botella azulada, donde el potente diseño primaba sobre la idoneidad para contener el preciado vino. Advirtió del error, pero los espectadores de la exposición se encontraban mucho más interesados en admirar las maravillosas ondulaciones salomónicas que el ingenioso creador había logrado con el vidrio. "Este publico no se merece dos artistas en la misma sala, dijo antes de tirotear a su rival"

jose cancio


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