viernes, 21 de septiembre de 2012

Rabia por altanería

El vetusto dormitorio estaba abigarrado de ecos acezantes de actos amatorios desmedrados. Abrió las puertas del armario, donde las polillas pertrechadas de antiguos enconos devoraban los ropajes de antepasados y modas trasnochadas, y empapada en la montaña rusa de sobresaltos intempestivos, se dejó caer en esa cama de barrotes de hierro colado.

Su altanería al saludarla había conseguido sólo un deseo alocado, intenso e irresistible de verle entre sus brazos. Para hacerle incapaz de olvidar el placer

Albada

6 comentarios:

  1. Se sentía prionero entre aquellos barrotes y sus brazos, de un deseo incontrolado incapaz de superar. Por ello cada vez intentaba ser más altanero y desagradable para provocar su rechazo, el cual no llegaba a consumarse nunca.

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    1. Es una opción. Esa mujer, en una casa antigua,síntiéndose infravalorada o despechada entrando en una dinámica de extrañas dimensiones de placer.

      Un abrazo.

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  2. Mientras, un ir y venir de besos incunables, de caricias rasgadas, de apetitos satisfechos les precipitaron hacía un mar turbulento de abisales ternuras.

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    1. ...explorando juntos el talento de rozar sin llegar a tocar, dejar entrever sin mostrar y provocar suaves corrientes de aire en soplos lentos en lugares precisos.
      Descubriendo un mar posible de ternura donde poder abrir un cielo aún sin tocarse ni un centímetro de piel. Si te parece

      Un saludo.

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  3. ¡Ay, Albada, cuando te entregas a estas orgías de vocabulario barroco y churrigueresco me robas el corazón! Consigues que me olvide del devenir del micro para saborear cada palabra como un manjar de dioses. Mi admiración.

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    1. Mira...acabas de decir lo que de alguna forma pretendo. Que sobre un gesto, acción o estado anímico del protagonista que elijo, acabe pesando poco éste, porque gane el placer de leer.

      Esta vez mi agradecimiento está profundamente entresacado de mis entretelas.

      Un abrazo.

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