- Ahg! Me duele, hazlo como Dios manda, ordenó
- Alteza, en ese caso tendré que amputar.
- Alteza, en ese caso tendré que amputar.
El Príncipe se desmayó y el cirujano obedeció. Años más tarde, Castilla entera proclamaba a su nuevo Rey y Felipe X El castrado, pronunció su primer discurso con aquella vocecita tan delicada.
Vicente Puchol
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