martes, 16 de octubre de 2012

La espuma en tus huesos otoñales

El olor a talco de sus axilas revoloteó efímero por el cuarto de los cachivaches. Quedó dormido y expectante. En un estado larvado. Alguna vez, cuando sentías la espuma burbujear en tus huesos, sólo ese aroma a talco y lluvia de sus rincones secretos, devolvía el azul intenso de sus ojos de rocío a tus ojos grises.

Y en esos momentos de ingravidez, por unos instantes de fuego, el espejo jugaba a ilusionismos baratos con la placidez.

Maquillando tu rostro de una esperanza aún viva.

Albada


3 comentarios:

  1. Como siempre, aprehendiendo breves instantes para barnizarlos de magia y misterio. Encantador, Albada, como siempre.

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  2. Gracias Andrés Moreno y Anónimo por vuestra lectura.
    Sincera gratitud.

    Desde este lado de una pantalla, un abrazo Andrés, un cordial saludo Anónimo.

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