En el colegio, todos niños fabulaban sobre el futuro; hoy querían ser bomberos y mañana policías. Pero él no, él lo tenía claro: iba a ser ESCRITOR.
Estudió, se formó, incluso se impuso un look bohemio acorde a su condición.
Todo iba perfecto, salvo un pequeño detalle, ante una página en blanco sólo lograba sudar.
Se impuso un horario, pero dio igual… nada.
Frustrado y desesperado decidió acabar con su vida.
Justo en el momento de saltar al vacío se le ocurrió una idea ¡Demonios, era la inspiración!
desasosegada
Una inocentada? La musa es algo caprichosa para este escritor...
ResponderEliminard.