martes, 8 de enero de 2013

Desencuentro

LLamó uno a un fontanero que le habían recomendado para que le cambiara un grifo. Después de abrir y cerrar varias veces el grifo, el fontanero dijo que funcionaba correctamente y que no hacía falta cambiarlo. Pero quiso cobrar la visita, a lo cual el cliente se negó en redondo. El fontanero agarró la herramienta y se puso a desmontar el grifo para llevárselo como venganza. "¡Pues llévatelo, gilipollas, ahora llamo a otro fontanero para que me ponga un grifo nuevo!"

Fernando Rodríguez

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