viernes, 22 de marzo de 2013

La Sebastiana

Un enorme y caótico poblado chabolista engulle las 42 colinas de la ciudad, precarias edificaciones que trepan hacia las cimas de los cerros en desesperados y desordenados intentos de escapar a toda costa del océano, maquillada su desesperación por vivos colores, en asombrosa prestigiditación de luz y felicidad aparentes. Ciudad de techos de latón oxidado, paredes de pintura desconchada y graffiti: "En mi barrio no hay arios" (ritmo quizá mejorable mediante una simple transposición: "No hay arios / en mi barrio". Cosas de arios). En medio de este mar de miseria colorista que esconde pobreza y tensión social, casas de verdad flotan aquí y allá, destacando con extemporáneas elegancia o coquetería. La Sebastiana: expresión de ese inmoral rebozo y retozo del rico, inmerso en un entorno mísero del que sólo quiso saber que estaba ahí para mostrarles a los invitados de sus incontables fiestas: Aquí me tienen, rodeado de pobreza; cómo me divierto, cómo les diviert o nadando en medio de ella. Exhibicionista, excelso e inmortal. Neftalí Ricardo Reyes Basoalto: Para sus vecinos, Don Pablo.



8 comentarios:

  1. "Me gustas cuando callas...". Y eso no va por tí, anónimo autor, ya que el relato está bien escrito. En cuanto al eximio poeta, rescatador providencial de muchos españoles derrotados y en desgracia, parece que no sale aquí muy bien parado. Exhibicionista sí que era: "Confieso que he bebido". Y por cierto, ¿murió envenenado? Qui lo sá.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿No es "Confieso que he vivido"?

      Eliminar
  2. Claramente, es el simple y breve relato de una impresión personal, que me impactó tras subir la cuesta que lleva hasta La Sebastiana, fascinante por sí misma y, además, en esta mi impresión, por el coloreado mar de latón sobre la que flota esta residencia nerudiana.

    Puro intento de ofrecer y compartir esta impresión con otros anónimos/as, en este club de anónimos/as, cuyo atractivo reside precisamente en el anonimato de sus socios. Altruismo anónimo y, por tanto, puro.

    Veneno: Ah, chi-lo-sa. Pero siempre straight up.

    ResponderEliminar
  3. Por supuesto, nunca on the rocks. Y agitado, no batido. Hasta ahí podíamos llegar

    ResponderEliminar
  4. Quise decir "agitado, no revuelto"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta la referencia bondiana en este comentario a un relato de reminiscencias nerudianas. La distinción entre "to shake" y "to stir" es muy sutil en lo lingüístico, y de hecho pueden llegar a ser sinónimos, pero al parecer es muy definida en lo "cocktailístico". Y yo, a diferencia de 007, el Martini lo prefiero "stirred, not shaken" (como también aceptó el mismísimo Bond, en concesión única y excepcional, en "You only live twice").

      Eliminar
  5. Claro, las memorias se llamaban "Confieso que he vivido", pero según algunos eran tan exageradas y delirantes, sobre todo en lo referente a sus hazañas eróticas, que las rebautizaron humorísticamente como "Confieso que he bebido".

    ResponderEliminar
  6. Me he documentado un poco, parece que el inventor del ingenioso título apócrifo fue el poeta cubano Nicolás Guillén, que mantenía con Neruda un notorio antagonismo.

    ResponderEliminar