Esta mañana, y no sólo por el sueño, mis ojos se entornan del modo más especial, mi cuerpo tiene la laxitud más dulce, mis labios conservan el aroma de tu cuello y mis brazos te abrazan en secreto en presencia de todos. En el parabrisas no hay sol, ni pájaros, ni amapolas, ni nubes, porque allí, ocupándolo todo, estás tú, sólo tú, sólo tú.
El Manco del Espanto
El Manco del Espanto
¿Termina la ruta o acaba con los chiquillos en el colegio equivocado?
ResponderEliminarJa, ja, entiendo que supones que el protagonista es el conductor del bus. Es una posibilidad, podríamos darle el final que sugieres y saldría un relato humorístico. Mi intención era que el lector interprete que se trata de un amor adolescente entre alumnos. Aunque para decir toda la verdad lo escribí hace años, ya bien adulto, y responde a una vivencia personal, a un escarceo entre profesores. Es curioso cuántas posibilidades caben.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu ocurrente comentario.
El Manco.
Posdata: también podrías haber preguntado si llegaron al colegio o se despeñaron por algún barranco, aunque entonces sería humor negro. Que tampoco está mal, mientras sea ficción, claro.
ResponderEliminarFui usuaria de bus escolar y mis conductores jamás tuvieron ese halo romántico que se me ha antojado para el tuyo, quizá por eso y porque ese sabor a besos en el cuello no me cuadraba entre la chavalería, además, yo siempre miraba absorta por la ventana, no el parabrisas. Aunque al final eran los profesores....
EliminarSaludos de tu amiga muskita
Muskita, un abrazo, qué alegría tenerte aquí. En cuanto a la chavalería, si son ya adolescentes... uffff... échales un galgo. Pero en efecto, fue algo entre profesores. Para ser más exactos, entre psicólogo y profesora.
ResponderEliminarMe gustaría mucho encontrarme algún relato tuyo. Anímate y fírmalos, anda.
El Manco.
Los adolescentes de ahora... Bueno, yo permanecí absorta incluso en el bus al instituto, sería porque no gastaba carpetas forradas con los ídolos de la época. Aunque a mis años ahora hasta empapelaría un cuarto con Clooney all over the walls! What else?
EliminarRonda por ahí un relato mío de no hace mucho, sobre unos tomates.... ay, ay, ay....
Saludos cordiales, amigo Manco
Si es por eso yo me pasé toda la adolescencia sin comerme una rosca, la marcha empezó más tarde. Ay, los letraheridos, habría mucho que hablar.
ResponderEliminarSalgo a buscar tomates. Un abrazo.
El Manco
Pués sí, en mi caso un autobús y en su compañía. Las distancias se hacían escasas, cien kilómetros en apenas unos segundos. Y eso sin gusanos temporales ni "pequeñeces" similares. Me gustó. Saludo
ResponderEliminar¡Qué suerte! Y gracias
EliminarEl Manco