viernes, 19 de julio de 2013

Hablar por no callar

Dice la tradición familiar que hablé a los ocho meses; siempre he pensado que era una leyenda doméstica, pero eso es lo que dicen.
Cuentan que estaba en brazos de la Abuela Justina, abrí la boca y dije con desparpajo: “chorizo”, no papá, ni mamá, dije chorizo.
De entonces hasta aquí  han emanado de mi boca millones de palabras, pero les voy a ser sincera; hasta ahora no he dicho nada de fundamento.
Siempre he sabido que mi misión en el mundo era aportar una frase fundamental pero no sé cuando la diré, ni sobre que versará, por si acaso sigo sin callar no vaya a ser que llegue la inspiración y me pille en silencio.
He tenido varias enfermedades serias pero he sobrevivido porque sé que aún tengo algo que decir.
Y aquí me tienen; con 100 años y  habla que te habla, para ver si digo de una vez la puñetera frase, pero nada…
Estoy cansada, de verdad, denme alguna idea porque esto es el cuento de nunca acabar.

desasosegada

3 comentarios:

  1. ¡Calla, coño!

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  2. Supongo que no hace falta aclarar que el exabrupto anterior está dirigido al personaje de ficción que protagoniza el relato. A la autora es un placer leerla. Por si acaso.

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    Respuestas
    1. Debo estarte muy agradecida, no sabía como acabar esa búsqueda eterna y tú me ofreciste una solución sencilla.
      Jeje, gracias por la aclaración.

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