lunes, 5 de agosto de 2013

Diosas

En el porche hacía frío. La mujer, ataviada con una tenue combinación cuyo níveo color apenas destacaba sobre el blanco lechoso de su piel, observaba con fijeza la colilla de un cigarro que agonizaba sobre la madera pulida. El hombre la miraba, finjiendo una paciencia que estaba lejos de sentir. -¿Y ahora qué hacemos? -No lo sé. Ha sido todo tan rápido... Todavía puedo escuchar el sonido del cuerpo rebotando en la escalera... -Eres mi diosa. Y las diosas a veces deben ser crueles. -Está bien. Ve a buscar la gasolina.

Hank66

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