lunes, 2 de septiembre de 2013

Mis viejas botas de monte

Hay algo en los zapatos vacíos que me conmueve.

Ese calzado que reposa en una estantería torcido irremediablemente hacia la derecha o dado de sí en el empeine, nos dice tantas cosas de las andanzas de sus dueños…

Un zapato abandonado en la carretera me da sensación de desastre y en el campo de desorientación.

Así que hoy, cuando me dispongo a deshacerme de mis viejas botas de monte no puedo remediar acariciarlas brevemente. Me han acompañado por caminos y veredas, han sudado conmigo en subidas despiadadas y sufrido innumerables aguaceros. Pese a ello siempre parecen en forma y dispuestas a acompañarme.

Por eso ahora, que me despido de ellas para siempre, quiero rendirles un homenaje como solemos hacer cuando hemos de separarnos de compañeros queridos.



desasosegada

1 comentario:

  1. !Perfecto! funciona perfecto... así que manos a la obra y a escribir.
    Un beso.

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