sábado, 16 de noviembre de 2013

Aprendices de niño…



Inviernos de nieves pero sin bienes. Eran años de colegios de curas, (unos clementes, otros cabrones) claustros y fuentes talladas de aguas frescas, y religiones impuestas, castigos y represiones, pupitres, mapas geográficos, francés y latín, meriendas de pan con chocolate, pañuelos llenos de mocos y narices rojas, irritadas de frío y constipados…eran días de hambre, de tebeos, bocas agrietadas de succionar mitades de naranjas…patios de tierra, juegos de pelota y vistas de horizontes en la lejanía ¿Dónde sino están siempre los horizontes?...eran los comienzos de nuestras vidas…

15 Marzo 2010



Kim Bertran Canut

viernes, 15 de noviembre de 2013

Tú y Bécquer pero sobre todo TÚ

Elevé la copa emulando nuestro brindis y me detuvo el color intenso y púrpura del granate que oscilaba con la luz y se hacía inmenso. Humedecí mis labios registrando cada nota de sabor, para imprimirla en tus labios con un beso de frutos rojos y madera de barrica de cuatro años. Con la vista en un punto que atravesaba la atmósfera recorrí todas las instantáneas de nuestra historia, tú sosegado y con sonrisa franca calzándome las alas que me dieras el día que nos reunió el universo. Yo impaciente por probarlas, rodeándote el cuello con mis brazos, deshaciéndome en el agua de tus besos.

Podrá en el sendero del tiempo abrirse la boca de un volcán y arrollarnos en el devastador suceso. Podrá embestirnos un terremoto y cambiar a la tierra su pulso girándola en el sentido inverso. Podrá el sol negarnos su luz de vida y la luna persistir en su cara oculta y su fase nueva. Podrán no atravesar el cielo más estrellas fugaces y llenarse nuestros ojos de lágrim as y ausencia, pero tu y yo tendremos creciendo siempre en el alma una brizna verde, la que tejió la enredadera enamorada, día a día, beso a beso, colmada de semillas engendradas en el devenir de los días mientras caminamos en la misma dicha, mientras nos arrullan los mismos sueños.

Mercedes Marín del Valle

jueves, 14 de noviembre de 2013

INSTANTANEA DE OTOÑO

Una lluvia de hojas doradas cae sobre el parque y una especie de escalofrío hace temblar las ramas lánguidas del sauce.

En el suelo, bailando en remolinos, las hojas, recorren todos los rincones; danzan de los columpios a la rosaleda y de allí a aquella falda de vuelo, sujeta precipitadamente con ambas manos.

La bufanda enrollada en tres vueltas que casi asfixia a de don Eugenio nos recuerda que el invierno asoma ya su garra helada, dispuesto a llenarlo todo con sus toses y fiebres

Y mientras yo paseo sobre las crujientes hojas, pelando cuidadosamente unas castañas asadas y pensando: “Un Otoño más, un verano menos”



desasosegada

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Que vienen los Orcos

El estupor sobrecoge Madrid: una turba de orcos hurga entre los desperdicios desparramados por las aceras a causa de la huelga de limpieza. Ya venía detectándose la desaparición de las gaviotas merodeadoras del vertedero municipal de Valdemingómez, cuyos despojos ensangrentados se esparcían por los alrededores. Tras la inicial dificultad para comprender el primitivo lenguaje de estos intrusos, compuesto de gruñidos, escupitajos y cortes de manga, el Ayuntamiento ha recurrido a un grupo de skinheads, los cuales accedieron a traducirlo: dicen que la crisis económica azota también al reino de Mordor, la Tierra del Mal, y que por estos pagos han encontrado un nuevo Edén de carroña y podredumbre. También traen un mensaje conminatorio del Gran Sauron el Oscuro, señor de Mordor, que propone intercambiar embajadores y, a cambio de cederle nuestros excedentes de basura, ofrece mano de obra barata y asesoramiento cualificado para nuestros políticos y banqueros. Gobierno y oposición debaten acaloradamente pros y contras de dicho ofrecimiento que, de aceptarse, podría provocar un peligroso efecto llamada sobre trolls, cíclopes y otras potenciales razas invasoras. Seguiremos informando.

El Manco del Espanto

lunes, 11 de noviembre de 2013

BANG

“Bang”, susurró apoyando el cañón en la sien y cerrando los ojos ante el espejo del dormitorio conyugal. “Clic”, sonó el percutor al golpear en vacío. Juan suspiró. ¿Cuántas veces se había entregado a aquel juego infantil? Eran ya innumerables.

Aquel arma era falsa, sólo una fiel reproducción, aunque podría confundirse con una de verdad. Falsa como el amor que cada día juraba profesarle a su mujer, Luisa, cuyo retrato, colgado a su espalda, le taladraba con la mirada desde el espejo. Falsa como el amor que le declaraba a la otra mujer, Isabel, cuya existencia le constaba que Luisa conocía. Falsa como su vida. Y sin embargo se sentía incapaz de renunciar a ninguna de las dos.

Cuando no podía más se abandonaba a aquel simulacro pueril de quitarse la vida, que parecía consolarle momentáneamente.

Miró al retrato en el espejo y apoyó nuevamente el cañón. “Bang”, repitió apretando el gatillo. “¡Bang!”, respondió el arma, y un surtidor de sangre salpicó el cristal.

Juan se desplomó. La puerta se abrió a su espalda y el espejo, entre múltiples gotas rojizas, reflejó la entrada de la mujer del retrato.

Aún llevaba, escondida bajo su ropa, la pistola que parecía de verdad.



El Manco del Espanto