lunes, 13 de enero de 2014

Tras el rastro

Era la era primera.
La que rasga la noche con el percutir de piedra contra piedra.
La que aulla a la luna inventando una palabra que la represente: luna, luna…  no como cuna, no como duna.
La que escudriña la nieve para descubrir  huellas: las  huellas tibias de la vida, del movimiento, del aliento y luego las persigue electrizado, olisqueando el aire, sin descanso.
La que regresa a la cueva dejando rastro de sangre tras de sí y despierta a los cachorros con la buena nueva.
Y luego el fuego y luego el olor a asado y luego la canción y luego el sueño.
Y mañana otra vez el frío, el acecho, la caza.

Era la era primera, aquella en la que se precisan  todas las fuerzas para sobrevivir, aquella en la que el único objetivo es ver nuevamente el sol.

desasosegada

3 comentarios:

  1. Brillante, como todos tus relatos. A medida que lo leía sentía un paralelismo casi inmediato con otro que empezará... "Era la era moderna..." Un abrazo

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  2. Empezar el año optando por el instinto, puede ser una buena manera, o quizás, la única forma de empezar por el principio de todo.
    Me ha gustado mucho, Marga. Un fuerte abrazo.

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  3. Tu relato de supervivencia podría aplicarse de nuevo a la situación actual de muchas personas. Una especie de eterno retorno al que nos han llevado la codicia y la estupidez de unos cuantos.

    Bonita escena en todo caso. Un abrazo de El Manco.

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