domingo, 23 de febrero de 2014

Mortaja

Le gustaba cuando se pintaba los labios de rojo, por eso, cuando la encontró gélida sobre el suelo del baño, le perfiló con carmín el fino trazado de su boca, aquella que tanta vida había exultado con cada sonrisa y en la que ya asomaba el mudo y cortante morado de ultratumba. La llevó hasta el dormitorio y la tendió sobre la cama. Se quedó contemplando su cuerpo desnudo, aquel que tanto había gozado; nadie la vería así. Recordó lo guapa que estaba con el vestido de flores, aquel que hacía apenas dos noches se puso para salir a celebrar que era un día cualquiera. Lo buscó en el armario y cubrió su desnudez con el mismo mimo y amor con los que la desvestía en sus juegos de seducción, para excitarla y excitarse con cada prenda que se iba deslizando, describiendo a la par la trayectoria que seguirían sus besos. Sus pies, tenía que calzar sus pequeños pies, de graciosos dedos, esos que tan alegre lucía en verano con sus sandalias favoritas, con las uñas pi ntadas de coloridos esmaltes. Su pelo, su bonito pelo negro, húmedo y enmarañado, tenía que secárselo, peinárselo, acariciárselo suave antes del final. Solo entonces dejó que los demás vieran y lloraran la pérdida de tanta hermosura.

Morticia

6 comentarios:

  1. Cuesta creer que alguien se encuentre a su chica muerta en el baño y lo primero que se le ocurra sea pintarle los labios.Salvada esa licencia literaria, tu relato me parece una bonita y delicada conjugación de belleza, ternura, erotismo y muerte.

    Un saludo de El Manco del Espanto

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    1. Salvo que todo forme parte del ritual de un psicópata. Eso daría al relato un giro muy morboso, pero no parece que sea ésa tu intención.

      Otra vez El Manco.

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    2. ¡Y hasta que atinaste con las huellas de la gata!
      Mi intención fue el tintineo del "cuidado, no resbales en la bañera" y la escena de un capítulo de la novela de la tarde, ahora es todo tan "tanatorio-style", ya no cuidamos de los nuestros como antes... Sobre la reacción del carmín, algo de psicópata sí que puede parecer, pero falta saber si esa fue su reacción primera o antes hubo un llanto desesperado...
      Saludos, ilustre Manco

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    3. Qué gata tan escurridiza, a saber con cuantos pseudónimos te habrás asomado por aquí. Ya has visto que tu relato no me ha dejado indiferente,

      Buena semana, indulta a algún ratoncito.

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    4. No vayas a creer, no son tantas mis máscaras, menos aún en tiempo de carnaval, lo mío es más subir a los tejados y observar.
      Buen paso de meridiano.

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    5. ¡Y gracias! Que aún no te las he dado... Shame on me!

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