domingo, 11 de mayo de 2014

CENTELLA

Trasciende la troposfera y purificando el aire viciado de la ionosfera, me colma de auroras boreales y me protege del viento solar.

La mayor tormenta en la que me he visto envuelta se gestó el día en que chocaron impetuosamente nuestras bocas y con ellas un cúmulo de sentimientos y deseos anudados se enfrentaron arrancando un susurro atronador del fondo de nuestros cuerpos.

Mi tormenta tiene nombre propio y voz cálida. Me fascina exponerme, descalza y desnuda, y que toda su carga eléctrica en un segundo me atraviese para luego, hacerse intemporal.

Sobre la cima más alta, somos viento racheado y energía luminosa que rota sobre un eje.

Sublime es el momento en que dejamos de ser materia para convertirnos directamente en vapor y formando una nube colmada de rizos castaños nos hacemos indivisibles y neutros.

Después, cuando la tormenta cesa, la estancia se oscurece y abrazados soñamos la Tierra.





Mercedes Marín del Val le

2 comentarios:

  1. Magnifica tormenta!!!
    un saludo.

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  2. Gracias Marga, nos vemos o mejor diré, nos leemos, por aquí y por allá.
    Buen día.

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