miércoles, 7 de mayo de 2014

Triste anécdota de un malvado.

¡Me cago en todo lo que se menea!, gritó mientras los retortijones hacían de él su presa y sin poderlo remediar, un torrente marrón procedente de su interior, cubrió todo lo que a su paso encontró, envolviendo el ambiente con un desagradable aroma.

Tuvo que prender fuego a la estancia con el fin de evitar su limpieza, el seguro no se hizo cargo y así fue como perdió todas sus pertenencias.



Carmine

2 comentarios:

  1. Anónimo9/5/14, 9:04

    Es cierto, Carmine, si todos nuestros exabruptos se cumpliesen el mundo sería un vertedero, una letrina infecta y un puticlub, todo junto. Como el rey Midas, pero al revés..

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  2. Solo a los malvados se le cumplirán, siendo víctimas de sus propias fechorías, así como en las pelis, cuando disfrutamos con el sufrimiento del malvado, que no lo vemos ni como tal sufrir.
    Gracias por tu comentario.
    Saludines.

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