jueves, 18 de septiembre de 2014

Elena y horóscopo adivino

Elena sigue donde estaba aquella tarde, llegando a su casa. Llegaba, de nuevo, abrochándose la cremallera de la falda, con sabor a mentira y retoque de carmín en el rellano.

Había salido a la calle con su blusa de la suerte, la amarilla. Había sorteado la escalera desde la que un operario trasteaba en una tienda de hípica, haciendo caer un artefacto sobre ella. La herradura que le había caído en el pie, la había tenido tres horas en el hospital, y apenas pudo ver a su querido Luis, que sigue siendo su amante, y con quien hoy el rato de estar juntos fue de relámpago en llamas, y paracetamol en dosis de ataque.

Sigue pensando que será su día de la suerte, como decía el horóscopo para hoy. Y es verdad, porque Pedro, el mejor marido del mundo, le abrió la puerta, y le dijo nuevamente, sonriendo, como hace cuatro años…

– llevas el sujetador desabrochado, Elena, y con este color de blusa se te ve todo!

Con el borrado del último mensaje re cibido, y mientras entra en la ducha, ve de refilón como Pedro, tras mirar el móvil, entra en la cocina a hacer la cena, mientras canta "Don't Worry Be Happy".

No hay nada mejor que leer el horóscopo cada mañana, para tener un buen día.

Albada

4 comentarios:

  1. Ingenioso y divertidísimo Albada. Yo creo que Pedro está ya con la mosca detrás de la oreja y se ha confabulado con el de la tienda, para dar un primer aviso a Elena. Veremos lo que dice mañana el horóscopo de Luis. Un abrazo.

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    1. Pedro lleva cuatro años con la mosca detrás de la reja, me temo, pero como bien es sabido..en asuntos de dos, mejor no meterse mucho, que un tercero es multitud. Y aquí ya..aglomeración :-).

      Un abrazo

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  2. Si uno se empeña en tener un buen día, lo tiene, si o sí.
    Besos. marga.

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    1. Si uno se empeña...se empeña. Y no se hable más.

      Un beso grande, marga

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