viernes, 15 de diciembre de 2017

“El cielo de los gitanos…” (Noviembre 2017)

Este pueblito añorado de tantas infancias, con sus calles despeñadas al abismo, arañadas de hambres de alguna posguerra. Casas de madera y piedra con porches coloniales. Hombres oscuros acechando la negritud de pasadas (y también actuales) épocas de oscurantismo. Clérigos, ministros de contrabando, traficando, con las almas de incultos aldeanos que rezaban por sus pecados, impuestos por la fuerza y la opresión.
Pueblito construido sobre los escombros de una cruenta lucha civil.
La escuela, bombardeada por ignorantes detonaciones de barbarie, para no tener que dar lección, de los principios de las realidades universales de la existencia.
Iglesia y alcaldía, engalanadas de oropeles y mármoles jerárquicos.
Los chiquillos, desheredados, jugaban con casquillos de metralla, aros y canicas, con los pies descalzos y las caritas manchadas de chocolatinas y barro en las rodillas ensangrentadas…salpicados de supervivencias de un presente que no aspiraba a más.
Miraban la estrella antes de que prendiera la madrugada y se entintara el cielo de carmesí, anunciando como cada primavera, la llegada de los cíngaros en sus carromatos, tirados por jamelgos…Llegaba la feria y la farándula y con ella el olvido, mudaba las penalidades por unos días de júbilo y distracción.


Kim Bertran Canut.

“El mal hábito de usar sombrero, para esconder las ideas.” (

Es un día soleado y sudado, agosto años 60…has bebido tu cerveza con grosella en la cantina del camino, allí los hombres beben y hablan de deportes y finanzas, tipos duros con sus cicatrices y revólveres acechando, los naipes sobre la mesa, unos juegan al billar…todos han apostado por Luigi, “el bolas”(es el rey de la bolera) El portero del local con los puños golpeó a la mala suerte y el que malgastó, recibió su merecido…allí tirado sobre el polvo de la explanada.
El paisaje, diríase pintado por Edward Hopper, es yermo y desértico…Aquí todos detienen sus vehículos para refrescar el gaznate, llenar el depósito de combustible y quizá atrapar unos billetes al destino, si éste se acerca.
Ya se oculta la luz de la faz quebrantada y asoma una Luna gigantesca que baña el barro seco hasta llegar al horizonte y una sombra solitaria, acompaña a las serpientes y escorpiones que silban sus canciones salvajes.
La soledad de unas vías muertas, una mina abandonada, las piedras que tiras a las botellas, sin acertar a ninguna…el hastío del paso lento del tiempo, la crudeza de la existencia, y la oscura roca, junto a los cactus alucinógenos, te hacen cavilar en lo que te aguarda, en ese futuro incierto en la ciudad del deshielo. Sanguinario viaje sin alma que has decidido postergar a un clima más salubre. Te quitas el sombrero y rascas la mente, rebuscando lucidez…pero sabes que es tarde para ti, hoy has ganado demasiado caudal en la timba…
Para una vez que saco algo, piensas.
Oyes como se abren las puertas traseras de la taberna, cuatro o cinco individuos salen, ebrios de excitación, exhibiendo bates de béisbol y cuchillos afilados por una enorme rueda de piedra de arenisca…vienen hacia tí, con insultos de tramposo, fullero y estafador, por no citar a tu madre…te colocas bien el sombrero y te giras, dando unos pasos vacilantes…ves el cartel sobre la puerta donde describe el nombre de este antro “El infierno del forastero” y sonríes, encendiendo un cigarrillo, marchando hacia ellos…


Kim Bertran Canut.

¿La vida es bella? (2012)

A veces hasta la propia vida estorba, pero debemos examinarnos: ¿Qué es la vida, y de qué se compone...? La sustancia de la especie humana se reparte en fragmentos, momentos, raciones… y los hay para todos los gustos, en blanco y negro y de matices y otros colores…períodos tortuosos, fulminantes, en los que todo sobreviene en cámara rápida, lluvias torrenciales, tsunamis, oscuridades y allanamientos de la razón…condicionado por las secuelas anímicas…Pero (¿Acaso pensabas que no había un pero?) del mismo modo coexisten, letarguillos, entrecomillados, puntos suspensivos, interrogantes en los cuales conoces prójimos satisfechos, entregados, plenos de gratitud… vívidas almas de auxilio social, ángeles dispuestos a regalarte golosinas. a proporcionar un mimo y echarte una mano al hombro, y aunque solo fuera, sentarse a suspirar contigo y ver esas caídas de la tarde, que por otra parte son hermosas contemplaciones de la Natura y aligeran el espíritu…Sí: la Vida es “casi” Bella.

Kim Bertran Canut.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Tranvía para un corazón

Desandando el sendero, su piel sabía a limones del sur, a savia de higuera, a luna blanca, a voces olvidadas de un punto ciego del camino.

Se dio de bruces con la arena de otros páramos, con ecos de un pasado que enterrar, con los cantos rodados de otras orillas, con la misma luz y el mismo olor a salitre, pero en nada parecido.


Galopando en el tranvía de los recuerdos, se vio con menos años y mejor tipo, pero con el mismo anhelo, el de descansar al remanso de unos brazos, abiertos y ligeros, como una reconocible segunda primavera en flor que alunizar.


Albada