sábado, 16 de abril de 2011

La decisión

Subidos en el tejado de la vieja casa de la abuela, se podía contemplar todo el pueblo con el valle al fondo. Habíamos tomado de la repisa los prismáticos para poder espiar a todo aquel viandante que saliese, y armados con un tirachinas, jugábamos a defender nuestra privilegiada posición. Papá y mamá bailaban embriagados por los primeros calores del verano en la terraza, bajo la parra. Tiempos de familia que hoy recuerdo desde el despacho antes de entregar mi dimisión

Cormoran

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