Volveré, como cada verano, a mi isla. La casa no es mía, la isla, sí. Siento el impulso irrefrenable de llegar hasta ella, de sumergirme en su mar y de oler su azul. En la repisa de la ventana, una maceta esconde la llave que me abre a ese universo hecho de arena, de mar, de caminos infinitos que se borran al instante. Con una brisa capaz de alejar hasta el desamor más cruel, por eso quiero llegar hasta allí, cuanto antes, para dejarte aquí.
Damadeltablero
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Damadeltablero
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La individualidad a veces tira tanto que esa isla tuya es el oxígeno necesario para afrontar una nueva etapa, lo sé... también tengo el billete para ese viaje esperado, pero a mi isla. Ya me toca.
ResponderEliminarMe alegro mucho de leerte.
No hay mejor terapia que el reencuentro con uno mismo. Y si es en un "paraiso" como el que pintas...
ResponderEliminarSiempre nos queda el poder de construir nuestros sueños. Precioso texto, Dama. Un abrazo.
ResponderEliminarY un regreso triunfal (precioso), el tuyo, a este sitio. Enhorabuena, y gracias, Dama.
ResponderEliminarHay gente que se pregunta donde dejó olvidada su adolescencia o su juventud primera, yo no, yo lo sé, está escondida entre la arena de esa "isla" mía.
ResponderEliminarGracias a todos/as, por aceptar la invitación a la "isla". Un abrazo.
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