Mi casa da a una obra interminable; tanto los obreros como los jubilados habituales, son ya parte de nuestro vecindario.
Hay uno que ha llegado a obsesionarme, baje a la hora que baje, está apoyado en la valla y me saluda cortés.
Lo malo fue que me lo encontré en el super, después en el bar.
Cuando mi madre me lo presentó como su novio, no pude más y grité aterrorizada ... desperté bañada en sudor, busqué aire en la ventana y allí estaba él, saludándome cortés desde la puñetera valla.
desasosegada
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O la obra acaba por acabarse o acabará la cordura de tu protagonista.Muy bueno.Un abrazo
ResponderEliminarSueños, terror... hummmm, estamos en un momento muy interesante en Relatarium. ¿Habéis tenido una reunión y os habéis puesto de acuerdo? Muy bueno, desasosegada.
ResponderEliminarQué bueno lo de la "obra interminable"; es verdad que suelen ser un mal sueño que nunca acaba. Un saludo.
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