Tachó con aspas seis números de un papel:edades de sus hijos, números que asoció a cosas gratas y el trece, éste porque sí.
Planeó un hipotético reparto del bote, porque soñar es gratis. Contempló la mitad para su exmujer y con su parte indagó posibles fuentes de placer que alegraran este tramo final de su vida.
Concluyó que sin ella, nada valía la pena. Si él no podía hacerla feliz, el único premio que podría alegrarle era que ella sí lo fuera. Le dejó el boleto en el buzón.
Albada
!Muy tierno! si esa mujer le deja es que está LOCAAAAA.
ResponderEliminarUn abrazo. marga.
Cargada con las bolsas de la compra vio, al entrar en la casa, que había algo en el buzón, pensó que era una notificación de esas desagradables y estuvo a punto de dejarlo para otro momento, pero al fin haciendo equilibrios con los bultos y bolsas que llevaba encima, abrió el buzón, se quedo asombrada de encontrar un boleto rellenado, ella no creía en la suerte, al menos en la buena, pues la mala, la sufría día a día, sobre todo desde que su ex la abandonó, dejándola con dos criaturas pequeñas y una en camino. Diciéndole que necesitaba encontrarse a si mismo, espacio para desarrollar su personalidad, no comentó lo de la rubia oxigenada que le esperaba en la calle. Cogió la papeleta y sin mirar los números la arrugó con rabia y la tiro a la papelera para la publicidad no deseada.
ResponderEliminarPudiera ser, un abrazo.
Pusiera ser. Pero creo que un hombre que la hubiera abandonado por otra mujer, contemplaría usar el hipotético premio para volver a buscar la felicidad, de nuevo, lejos de ella.
EliminarPero quién sabe.
Un abrazo.
No estaba sellado, con los pagos, para manutención de los hijos, que tras el divorcio tenía que hacerle a su ex, no le quedaba ni para loterías.
EliminarGracias marga. Un abrazo.
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